viernes, 3 de octubre de 2008

Ojos sin suerte

Eché mucho de menos nuestras conversaciones.
La ausencia de su olor también dolía.
Logré desengancharme de su mirada profunda, espiritual.

Y mucho después, ya limpia, supe enamorarme de otra,
ésta muy inteligente, me cultivó y fuí muy feliz.

Las dos hipnotizantes, ambas artísticas, una primitiva, la otra formada.

Ahora estoy muy triste. No sé si he conocido una tercera.

La ví, resultó calida, pero la ignoré
como también procuro ignorar mi tristeza.
Reconozco las épocas oscuras en las que esperar luz toca.

Hoy esos ojos ignorados han vuelto a buscar los míos
... para detenerse unos extraños segundos.

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