En el bus, intentando leer lo que contó Martín Gaite sobre su encuentro con Bessa-Luís, en Madrid, el 4 de Abril de 1977.
Imposible. Decido no desconcéntrame más y me dedico a mirar el paisaje de barro y encinas. A mi lado, la de las botas camperas contándole al conductor de cómo su hermano por nochevieja rompió la cinta de Bambino que hasta se quedaron sin comer las uvas.
Al parecer, llegó no muy sobrio y necesitando escuchar a Bambino a toda costa. Hasta aquí bien, puedo entenderlo (pienso).
Su cuñado consiguió encontrarle una cinta que por casualidad tenía en el coche, al ponerla y comprobar que estaba rallada la pataleó en el suelo (que “mira, se me cayeron los ovarios pabajo”… tal cual lo acaba de decir) hasta hacerla añicos. La madre empezó a llorar y ahí se acabó la fiesta. Cada uno para su casa y desde entonces que no se hablan.
Se baja en Cáceres.
Ahora la charleta la inicia el conductor copiloto que sube a sentarse a su lado hasta próximo relevo.
- “aquí de vencuando sestá deluho, verá?”
- “buenooo, el que faltaba, … tequiés ir paí…”
- “chacho, ¿tacuerdas del Charli?, pos ayer comiendo juntos parribaipabajo y contándome los planes de los carnavales qué jartón de reí mepegué…
- Oy, oy, oy, es chica… ¿y los tuyos qué, cómo se presentan?
- ¿Yo? No, yo no... A mí eso de mirá y no sabé quiené…
Suficiente. Vuelvo al libro. Carmen escribiendo en el Diario 16 del 4 de Julio de 1977: Hace 3 años el premio Sésamo le fue adjudicado a un joven desconocido, Juan José Millás (…) Creo que ha entrado con paso firme y por buena puerta en la literatura española.
La del asiento de atrás, gritándole al móvil, que entre la operación turrón y bikini está el gimnasio que no se cabe...
... Mal día para seguir "Tirando del hilo".
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