Un golpe seco en la cabeza y la ventana del cuarto de invitados ante mis ojos, me llega de lleno toda la luz que desprende. ¿Qué hago mirando esa ventana?. Ah, sí, me he caído. Estoy sola, así que no sé el tiempo que he pasado inconsciente, ni siquiera cuanto llevo mirándola hasta pensar que nunca la había visto desde esta perspectiva.
Tumbada, en la mitad del pasillo, justo donde se abre la puerta de la habitación que no uso, con dos camas, pero desde aquí no se ven, sólo la ventana en la pared del fondo y su foco mágico iluminando el espectáculo. Le agradezco su calor… está tan frío el suelo.
Me pregunto qué hago así y empiezo a recordar qué ha pasado. Una punzada en el estómago, un sudor frío y un fuerte pitido en el oído izquierdo (el que me operaron… la maquinaria es tan perfecta que hasta nos recuerda lo que fue arreglado). Estoy en el baño, sólo quiero salir de allí y conseguir llegar a la cama, justo antes de desvanecer. Voy por el pasillo y es lo último que recuerdo.
¿Qué día es hoy? Ya empiezo a recordar más cosas… es día laboral, he llamado esta mañana al trabajo para decir que no me encontraba bien. Recuerdo que estoy enferma y que él me ha dejado. Supongo que el dolor emocional me acabó por reventar en el cuerpo.
Bien, ahora ya sí, me levantaré del suelo y me iré a dormir a la cama. Soñaré con esa ventana, con su sol y su cielo azul, con su sonido de pájaros de mar cercano.
Quizás cuando despierte pueda ir al Puerto, al atardecer, a la playa de Fuentebravía. De camino me detendré en un centro comercial, justo al pasar la rotonda de los toros de Osborne, antes de llegar a la de Rafael Alberti (Marinerito Delgado, Luis Gonzaga de la mar, qué fresco era tu pescado acabado de pescar, te fuiste marinerito, en una noche lunada, tan alegre, tan bonito, cantando a la mar salada… cual padre nuestro en misa, cuando cruce su rotonda). En el centro comercial compraré un MP3 y la simpática dependienta me grabará lo último de Chambao, a modo de prueba.
Y a modo de prueba lo estrenaré, me tumbaré a recibir el sol, el cielo azul o los pájaros de mar y pensando en nada o en Dolores Hidalgo, en Prócida y Bhaktapur y en ti, en ti y en mi mundo nuevo no voy a olvidar las aventuras que he podido vivir, el coche mirando al puente, cositas “mutuyas”… cuéntame… Tengo un momento de ansia mundana y quisiera decir lo que siento en mi alma, que la vida pasa, hoy pasa y yo (dillou, gracias)… y en mi mundo nuevo.
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4 comentarios:
¿Realidad o ficción? En cualquier caso llega
Gracias, Antonio. Como dijo Flaubert, "Madame Bovary c'est moi" ... pero vamos que sólo intentaba recordar literariamente... nada que no curta...
(leí desde el hoyiyo... y te mando un beso fuerte y mucho ánimo...)
... que te estás convirtiendo en una máquina!!!!!
... te sigo leiendo
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