No te he dicho que el otro día haciendo cola en el registro del ministerio para que me compulsaran pasó Gabilondo, me miró y me saludó... Sí, a mí, te lo juro...
Estaríamos unas dos o tres personas a lo largo de todo el extenso pasillo viendo cómo en saliendo de un despacho se acercaba a la salida acompañado de una atractiva y perfumada joven, afanada en ayudarle a marcar rastro.
Él, que se sentía observado a su paso, consciente de su poder, o a modo de propaganda política, o simplemente por educación - nunca mejor dicho - pasó y saludó, posando su inquietante mirada en mí. Han debido de quererte tanto para que me olvidaras… parecía decir. Pero porqué, Dios mío porqué, ¡¡¡¡ porqué !!!!…
Si además precisamente el otro día la Sra. Hortensia pensaba todo lo contrario. Lo sé porque lo escribí yo, aunque sólo intentaba crear un texto que reflejase una situación de conflicto y que tener listo para pasado mañana, pero nada… conflicto no resuelto.
Últimamente tengo la sana costumbre de no querer a quien no me quiere y de verdad que sin trauma ninguno.
Y la Sra. Hortensia pensó que debía haber sufrido mucho, la pobre, para ir soltando una frase como ésta a una simple, pero eso sí, afanosa frutera, mientras le envolvía los aguacates en papel de periódico para que madurasen antes, como bien gustaba de aconsejar.
Ella, en cambio, recibía y se aplicaba el consejo también curiosamente de forma algo contraria. Así, se imaginaba envolviéndose la cabeza en papel albal y metiéndola un momento en el congelador, justo el tiempo antes de decidirse a colgar este post, pero una vez más el día se le había pasado demasiado rápido y ya era tarde para reparar en más cuidados…
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2 comentarios:
me encantas con este...
Efectivamente me miró un tuerto...
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